Científicos y personas.
Todos los personajes de la historia que vas a leer a continuación, protagonistas y secundarios, son físicos prominentes. Estamos a principios del siglo XX, y trata del linchamiento que padeció Marie Curie por liarse con Paul Langevin (ex-doctorando de su marido, cinco años más joven que ella, y separado de su mujer, una lagarta de cuidado que incluso le cascaba), a pesar de que había pasado un lustro desde el trágico fallecimiento de su marido Pierre, al que un resbalón en la lluvia de París, le puso, literal y fatalmente, a los pies de los caballos.

Grabado de la época describiendo el trágico accidente de Pierre Curie en París, el 19 de abril de 1906.
Con unos tristes y recientes precedentes (a primeros de año la Academia de las Ciencias francesa había rechazado su ingreso), todo estalla en el otoño de 1911 durante el primer Congreso de Solvay, que reunía a la crème de la crème de la física de la época (alemanes y franceses, principalmente).

En el flanco derecho, sentada, Marie Curie escucha atentamente a Poincaré, Einstein detrás, con el cigarrito, al lado de Langevin. Ponle nombres al resto aquí.
Son la generación precursora de la siguiente oleada, los millenium del momento 😉 (como Heisenberg, Dirac, Pauli, Fermi, Bethe… ) que a la postre, y junto a las siguientes hornadas de grandes cerebros, los que no vivieron la 1ª Guerra Mundial pero no pudieron esquivar la Segunda (Feynman, Gell-Mann, Weinberg…), cambiarían para siempre nuestra concepción del mundo.
Einstein asistió a este primer congreso porque ya era reconocido en el mundillo de la física del momento, aunque no todavía para el gran público, aún faltaban cuatro años para que publicara la Relatividad General; ocho para que saltara a la fama mundial tras la confirmación empírica de la RG por Arthur Eddington durante el eclipse solar del 29 de mayo 1919; y 10 para que recibiera el Nobel de Física de 1921 por el efecto fotoeléctrico. Sin embargo la Relatividad Especial, que Einstein publicó en 1905 entre sus Annus mirabilis papers, se reconocía ya como algo más que un refinamiento del Principio de relatividad de Galileo -el que se utilizaba en la entonces vigente física newtoniana. [Su plaza en el congreso de Solvay, estaba más que respaldada por su trabajo, aunque no llegó a marcar el récord de juventud, por culpa de Frederick Lindemann, que tenía 25 años y que terminaría siendo la mano derecha de Churchill justo antes, durante y después de la Segunda Guerra Mundial (durante la primera es fácil suponer qué es lo que estaba haciendo: física). Einstein volvería a Solvay varias veces, incluida la edición más famosa, la quinta, en 1927, la que significó la defunción oficial de la Mecánica Clásica, que había recibido la puntilla en los debates Bohr-Einstein en 1925.]
Einstein tenía 32 años y era un recién llegado a la cumbre de la física. Pero no dejaba de ser un joven que respetaba y admiraba a Marie Curie, que en 1903 había sido la primera mujer en llevarse el Nobel de Física -compartido con Becquerel y su marido Pierre-, y que justo después de este congreso de Solvay, recibió el Nobel de Química.
Así que movido por el desprecio de ver el apaleamiento, y la terrible mezcla de machismo, chauvinismo, antisemitismo y xenofobia por parte de la prensa francesa, agarró la pluma y le escribió una carta (que he traducido alegremente):
Muy estimada señora Curie,
No se ría de mí por escribir sin tener nada sensato que decir. Pero estoy tan furioso por la vulgar manera en que el público está actualmente osando meterse con usted, que es absolutamente necesario dar salida a este sentimiento. Sin embargo, estoy convencido de que usted desprecia sistemáticamente esta chusma, tanto si servilmente prodiga el respeto hacia usted como si trata de saciar su sed de sensacionalismo! Me veo obligado a decirle lo mucho que he llegado a admirar su intelecto, su dinamismo y su honestidad, y que me considero afortunado de haberla conocido personalmente en Bruselas. Cualquier persona que no se cuente entre estos reptiles es ciertamente feliz, ahora y antes, de tener personalidades como usted, y también Langevin, entre nosotros, personas reales con las que uno se siente privilegiado por estar en contacto. Si la chusma sigue ocupándose de usted, entonces simplemente ignore esa bazofia, déjesela a los reptiles para los que se ha fabricado.
A. Einstein
P.S. He determinado la ley estadística de movimiento de moléculas diatómicas en un campo de radiación de Planck gracias a una cómica ocurrencia, naturalmente constreñido a que la estructura del movimiento obedece las leyes de la mecánica estándar. Supongo que esta ley es válida, aunque en realidad su efecto es muy pequeño.
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La posdata se refiere a uno de los principales campos de estudio de Einstein, la radiación, que mantuvo en sus primeros años como académico, pero que debió dejar aparcado para terminar de desarrollar la Relatividad General. [Lo digo porque seguramente se refiera a cálculos que no publicaría hasta 1916 (PDF), relacionados con los coeficientes de Einstein]
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Esta entrada la he escrito tras la lectura de este artículo de hace unos días en Brain Pickings:
donde encontrarás más referencias sobre esta historia.
En realidad la carta es de hace un tiempo, forma parte de The Collected Papers of Albert Einstein, e Internet la convirtió en su momento en un meme sobre la idiosincrasia de los trolls en Internet (“Don’t read that hogwash!“).
Bien, yo creo que es algo más que eso, es también una muestra de que algunos problemas que había a principios del siglo XX (intolerancia, sectarismo, periodismo irresponsable…) se mantienen con buena salud a principios del XXI.
También es una fotografía de la vida mundana de los grandes genios del siglo XX, que a estas aturas, y especialmente para el público general, están idealizados hasta la caricatura, difuminando el caracter humano de los personajes, sus circunstancias y su contexto. Y cuando distorsionas a los protagonistas de la historia, distorsionas sin querer la propia realidad a la que te quieres acercar. Volver al mundo prosaico de los humanos, con accidentes, relaciones tormentosas, guerras mundiales (2 en este caso), etc… te permite, creo, tener una imagen más clara de los acontecimientos pasados, y de sus conexiones con el presente.
En fin, cosas en las que pensar para evadirte de la sopa de gansos en la que algunos han convertido la configuración del gobierno de un país que, a pesar de ellos, es la 5ª Economía de Europa y la 13ª del mundo. Y sin un solo Nobel de Física, que tiene mucho más mérito.
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Manuel 12:24 on 25/04/2016 Permalink |
Eckectikus, me parece valiente y necesaria toda labor de revisar la “historia oficial” con todos sus mitos y distorsiones interesadas. Una parte sustancial de las ideas hegemónicas del presente están apuntaladas por auténticos sofismas históricos tan endebles que necesitan protección y blindaje (quien los desafié se expone al ostracismo e incluso a la prisión). Desde mitos como el de la escasa romanización del norte peninsular o la tolerancia e ilustración del Al andalus, pasando por las causas reales de las dos guerras mundiales a las noticias de ultima hora en los diarios digitales, las narrativas están en clara contradicción con los hechos demostrables por medios tan indiscutibles e imparciales como las pruebas que aportan la arqueología, bibliografía, documentos originales, fotografiá y filmografía…Si como dijo Thomas Jefferson la honestidad es el primer capitulo del libro de la sabiduría, lamentablemente no tenemos libro. En algún momento deberíamos empezar a escribirlo y promete ser una tarea ardua y no exenta de peligros.
En estos días estamos asistiendo a esperpento de ver como enaltecen y tergiversan la figura de Cervantes los mismos que de vivir hoy el ilustre manco lo condenarían a morir de pena en silencio o a terminar sus días encerrado en Alcalá Meco. A Quevedo lo mataría la policía, porque sufriría un ataque de ira y se pondría a repartir estocadas a diestro y siniestro.
Eclectikus 13:20 on 25/04/2016 Permalink |
Bueno, esos viajes en el tiempo son muy delicados, es imposible determinar como sería Cervantes hoy, quizá sería un legionario en Afganistán, y quizá esté rumiando ya una obra de las dimensiones del Quijote. O quizá sería un vendedor de seguros, o el encargado de un puticlub, sabe Dios. Lo importante es situar al personaje en su contexto, tanto histórico como personal. Es de suponer que un experto en Historia, o un filólogo, o un filósofo, tengan una aproximación a la realidad (histórica) más relevante que los demás, pero “los demás”, sin ser expertos, podemos acercarnos mucho si haces una buena selección de fuentes, y aprendes a no desligar a los personajes y sus logros de sus historias. Si la historia del siglo XX es apasionante (por descabellada, guerras mundiales, holocaustos, fascismo, comunismo…), el impresionante desarrollo de la Ciencia en este siglo no lo es menos, y además están interrelacionados. Hay mucho que contar, ten en cuenta que toda la revolución física (Relatividad y Mecánica Cuántica) se realiza entre dos guerras mundiales, y que sin el armamento nuclear (consecuencia de nuestro conocimiento de la materia recién estrenado) todo sería muy distinto. Detrás de todos los nombres mencionados en esta entrada (y otros muchos que no salen) hay historias apasionantes, alegres, tremendas, terribles… que se superponen a los problemas políticos generales, y que subyacen a los grandes descubrimientos que para el gran público es, como mucho, lo que queda.
Titus Amatius Paulus 15:24 on 25/04/2016 Permalink |
Como obra de la dimensión bastante humana de un científico recomiendo a ¿está usted de broma Sr Feynamn? Este es mi extracto favorito:
I Want My Dollar!
When I was at Cornell I would often come back home to Far Rockaway to visit. One time when I happened to be home, the telephone rings: it’s LONG DISTANCE, from California. In those days, a long distance call meant it was something very important, especially a long distance call from this marvelous place, California, a million miles away.
The guy on the other end says, “Is this Professor Feynman, of Cornell University?”
“That’s right.”
“This is Mr. Soandso from the Suchandsuch Aircraft Company.” It was one of the big airplane companies in California, but unfortunately I can’t remember which one.
The guy continues: “We’re planning to start a laboratory on nuclearpropelled rocket airplanes. It will have an annual budget of soandsomany million dollars. . .” Big numbers.
I said, “Just a moment, sir; I don’t know why you’re telling me all this.” “Just let me speak to you,” he says; “just let me explain everything. Please let me do it my way.” So he goes on a little more, and says how many people are going to be in the laboratory, soandsomany people at this level, and soandsomany Ph.D.’s at that level. . .
“Excuse me, sir,” I say, “but I think you have the wrong fella.”
“Am I talking to Richard Feynman, Richard P. Feynman?”
“Yes, but you’re. . .”
“Would you please let me present what I have to say, sir, and then we’ll discuss it.”
“All right!” I sit down and sort of close my eyes to listen to all this stuff, all these details about this big project, and I still haven’t the slightest idea why he’s giving me all this information. Finally, when he’s all finished, he says, “I’m telling you about our plans because we want to know if you would like to be the director of the laboratory.”
“Have you really got the right fella?” I say. “I’m a professor of theoretical physics. I’m not a rocket engineer, or an airplane engineer, or anything like that.”
“We’re sure we have the right fellow.”
“Where did you get my name then? Why did you decide to call me?”
“Sir, your name is on the patent for nuclearpowered, rocketpropelled airplanes.”
“Oh,” I said, and I realized why my name was on the patent, and I’ll have to tell you the story. I told the man, “I’m sorry, but I would like to continue as a professor at Cornell University.”
What had happened was, during the war at Los Alamos, there was a very nice fella in charge of the patent office for the government, named Captain Smith. Smith sent around a notice to everybody that said something like, “We in the patent office would like to patent every idea you have for the United States government, for which you are working now. Any idea you have on nuclear energy or its application that you may think everybody knows about, everybody doesn’t know about: Just come to my office and tell me the idea.”
I see Smith at lunch, and as we’re walking back to the technical area, I say to him, “That note you sent around: That’s kind of crazy to have us come in and tell you every idea.”
We discussed it back and forth by this time we’re in his office and I say, “There are so many ideas about nuclear energy that are so perfectly obvious, that I’d be here all day telling you stuff.”
“LIKE WHAT?”
“Nothin’ to it!” I say. “Example: nuclear reactor. . . under water. . . water goes in… steam goes out the other side. . . Pshshshsht it’s a submarine. Or: nuclear reactor. . . air comes rushing in the front. . . heated up by nuclear reaction. . . out the back it goes. . . Boom! Through the air it’s an airplane. Or: nuclear reactor. . . you have hydrogen go
through the thing. . . Zoom! it’s a rocket. Or: nuclear reactor. . . only instead of using ordinary uranium, you use enriched uranium, with beryllium oxide at high temperature to make it more efficient. . . It’s an electrical power plant. There’s a million ideas!” I said, as I went out the door. Nothing happened.
About three months later, Smith calls me in the office and says, “Feynman, the submarine has already been taken. But the other three are yours.”
Me encantaría que fuese una historia real :DD
Eclectikus 16:20 on 25/04/2016 Permalink |
Un clásico, la segunda parte también está muy bien: What Do You Care What Other People Think?’: Further Adventures of a Curious Character.
Manuel 22:56 on 25/04/2016 Permalink |
Pienso que la biografía de un científico es poco relevante y de hecho la ciencia implementa un método que en buena medida tiene como finalidad el que no lo sea en absoluto. Con un “experto” en Historia, al contrario, su filiación política o ideología es tan determinante o mas que su propia investigación, que debe ser escrupulosamente revisada en busca de interpretaciones poco objetivas o prejuiciadas, especialmente por que en pocas ocasiones se limitan a narrar hechos objetivos, sino que en buena medida a explicarlos , permitiéndose incluso atribuir determinadas intenciones sin pruebas que lo sustenten. Creo que no hay mejor modo de conocer a un personaje histórico que a través de sus propias palabras, especialmente cuando hay abundantes. Conocer ese carácter al que haces referencia; “el carácter humano de los personajes, sus circunstancias y su contexto. Y cuando distorsionas a los protagonistas de la historia, distorsionas sin querer la propia realidad a la que te quieres acercar.”
Mi comentario iba muy en el tono de articulo, y si quieres mantenerlo en el contexto de la investigación científica y relacionarlo con las dos guerras mundiales a las que también haces referencia en tu escrito y que en realidad fueron dos “capítulos” de la misma, tengo solo dos palabras que decir, por mucho que les pese a un montón de “expertos” en Historia contemporánea: motor diesel.
Lo de los viajes en el tiempo y un Cervantes encargado de un puticlub… no comprendo ese malabarismo conceptual y mas bien me parece un burdo hombre de paja poco digno del Ecleptikus que suele escribir este blog. No se si es exagerado aventurar que Cervantes se adelantó a la ilustración en casi un siglo. Cuando digo Cervantes hoy, claramente me refiero a un hombre que defienda las mismas ideas, que no son arcaicas sino intemporales, sobre los mismos temas que tristemente siguen siendo actuales. Tal vez es que a ti tampoco te gustaría leer hoy en los periódicos a uno considerado el mejor autor en castellano de todos los tiempos expresando determinadas ideas políticas ¿?
Eclectikus 22:29 on 26/04/2016 Permalink |
La biografía de un científico es irrelevante para la Ciencia, pero no es irrelevante para quién se acerca a la Ciencia, especialmente en tres sentidos:
Cervantes de encargado de un puticlub no tiene nada de malabarismo, Cervantes tuvo que ser un gañán, y encargado de puticlub debe ser de los trabajos más gañanes. Los temas de Cervantes, o los de Shakespeare, Stevenson o Vargas Llosa son intemporales, por eso están dónde están. Y de la misma manera que los científicos, su obra no es independiente de sus biografías, de su contextos, de sus antecedentes… más bien es producto de estos.
Manuel 00:06 on 27/04/2016 Permalink |
Si tiene todo mucha lógica. ¿como vas a enseñarle a un niño operaciones matemáticas sin que previamente se aprenda la lista de los reyes de la dinastía Kish?
Todo esta interrelacionado, dame un hecho histórico cualquiera y te escribo un ensayo relacionadolo con las berenjenas, pero no es una forma honesta de razonar y hace imposible el análisis de ninguna cuestión en concreto.
Lo de Cervantes gañan es brutal, el mundo esta esperando su biografiá revisada por ti en la que se nos revela como un vulgar destripaterrones. En los casi dos años que viví a un par de manzanas de su casa natal, que visite en varias ocasiones, nunca me fije en las tierras de labranza anexas. Sus duelos debieron ser ser con faca y no con espada ropera, y su condición de gañan lo que le hizo ser recomendado de Don juan de Austria. En fin, esperaba mas nivel y honestidad, y creía que eso de elaborar narrativa y argumentar a base de hilvanar non sequiturs era cosa de progres, pero ¿ que se pude esperar de quien afirma que la objetividad está sobrevalorada?
Eclectikus 01:03 on 27/04/2016 Permalink |
Nada de lo que dices tiene sentido, nadie habla de enseñar a niños, tampoco a asnos como tú, hablo en general. El símil de las berenjenas es una estupidez, el contexto es esencial no para enlazarlo con detalles irrelevantes, sino con conceptos profundos que vienen en buena parte marcados tanto por la cosmovisión general (contexto filosófico) como por las circunstancias vitales de los protagonistas. No necesito poner ejemplos porque todos los casos que se me ocurren (como los citados en esta entrada) son ejemplos de semejante obviedad.
No entiendes lo de gañán, y yo no voy a perder un segundo más con trolls de pacotilla así que ¿ que (sic) se pude esperar de quien afirma que la objetividad está sobrevalorada?. Pues puedes estar seguro de al menos una cosa, que estás bloqueado, por mostrenco, algo que no hice el otro día, cuando te pusiste fanfarrón con Titus, porque me pillaste en el día tonto, pero que hoy, que tengo la noche lista, no voy a dejar pasar. Ciao.